Cuando Andrés fue trasladado a la sala de cuidados mínimos en el Hospital del Niño, fue cuando por fin pude cargarlo durante unos pocos minutos en mis aún más cortas visitas (de 2 horas diarias bajaron a 30 minutos), y fue donde también comenzó mi odisea por alimentarle.
Esto debido a que al pasar tan poco tiempo a su lado después de casi 9 días de no poder tomarle entre mis brazos, fue realmente difícil lograr que Andrés Matteo se prendara de mi pecho y amamantara, hasta ese momento realmente no me había pasado por la mente que mi hijo me rechazaría.
Aunque he tratado y tratado, mi hijo realmente no quieretomar de mi pecho, es horrible verlo llorar y luchar para quitar su cara de mi pecho.
No me han servido los consejos pedidos y no pedidos; así que he seguido extrayendo mi leche y dándosela en pequeños biberones, pues conozco de sobra los beneficios alimenticios de ella, y la intercalo lo menos posible con fórmula especial para prematuros (recomendada por su neonatólogo y por los doctores del Hospital del Niño).
Así que en estos momentos me encuentro con esa gran interrogante: ¿soy menos madre por no ser deseada por mi hijo para alimentarse?
Confieso que los pocos momentos que Andrés duerme y puedo ver en Internet, busco artículos sobre esta tan incómoda situación, pero la verdad es que me siento más agobiada pues casi ninguno me ayuda realmente.
Y tampoco ayuda quién con tono recriminador menciona que amamantarlo es lo que hay que hacer (y forzar) pues sólo así se desarrollan los vínculos entre madre y niño.
Es este tema el que me ha incomodado por varios días: vínculo madre-hijo, ya que por el lado de la nutrición el neonatólogo me ha tranquilizado y confío en su criterio, además que veo que mi Andrés Matteo no está ni alterado ni descontento y menos frustrado, al contrario, come y come sin parar y se ve enérgico.
Por tanto he decidido que en vez de enfocarme en lo que no logro hacer para mi hijo, pondré mis esfuerzos en desarrollar nuestra relación y lo estoy haciendo de las siguientes maneras:
- Cargarlo en posición canguro (piel con piel) el máximo del tiempo posible, incluso mientras duerme.
- Darle el biberón en una posición lo más parecida que cuando se amamanta, siempre mirándole los ojos y cantándole para que reconozca mi rostro y voz.
- Tratar de darle siempre yo el biberón, para que me asocie con su alimentación.
- Dejar mis frustraciones y molestias lejos de él y dedicarme al 100% cuando esté con él.
Espero que mis esfuerzos rindan frutos y Andrés logre sentir todo el amor que tengo para él y que aunque hubo momentos en que me sentí frustrada y desilusionada por su rechazo, estoy tratando de ser la mejor persona posible para él y por él.